Grandes primates

Gorilas

Gigantes vegetarianos al borde de la extinción

Los gorilas comparten 98,6% del DNA humano. Por su tamaño y peso, es dificil imaginar que están casi extintos. Pero, en verdad, esto sucede porque el gorila no es un cazador. La unica “carne” (si asi se puede decir) que ellos comen es de termitas y de insectos pequeños. Además de eso, el gorila solo ataca otra especie en legitima defensa, y asi mismo, antes de atacar, intenta hacer huir al enemigo, haciendo ruidos, batiendo en su pecho y quebrando ramas. Como la lucha corporal es su ultima alternativa, el gorila es presa facil de los cazadores.

Estimase que poco más de 700 individuos sobreviven en las regiones de Uganda, Ruanda y el Congo, en la Africa, pero su extensión territorial se reduce ante el avance de las ciudades, de la agricultura, de la mineración y de las guerras civiles. Es lamentable que una especie tan especial, tan enemiga de la violencia, esté desapareciendo. Para los gorilas la vida familiar es esencial y los machos son muy cariñosos con sus hijos, lo que no es habitual en otras especies.

La emoción de los gorilas es muy facil de detectar. En los zoologicos, después de un cierto tiempo solitarios, caen en depresión y no aceptan más la compañia de la misma especie ni de ninguna otra. En la vida libre, varias hembras ya fueron vistas cargando sus bebes mortos por enfermedad o accidente durante varios dias. Ellos encaran la muerte de un ser querido con mucho pesar. El lider, conocido como espaldas plateada, da la vida por salvar a la familia.

Reflexione sobre este ejemplo

Koko, la gorila que pasó más de 30 años al lado de humanos aprendiendo el lenguaje de los señales, a usar el computador y hasta se maquillar en el espejo, es uno de los ejemplos más fantasticos de la inteligencia de estos primatas. Ella expressó la voluntad de tener un gatito, de ser madre y escogió un compañero por la Internet. Todavia no ha tenido herederos y hoy vive en un santuario particular junto con otros gorilas criados también entre humanos.

(Fátima Chuecco – periodista ambientalista)